martes, 15 de julio de 2008

El final del verano

Como todo lo bueno se acaba pues se me acabó el oxígeno de la burbuja en la que estaba y tuve que volver a la gran ciudad. Allí me esperaba mi vida tal cual la había dejado el 14 de agosto. Allí estaba mi casa...vacía; mi hermano y mi padre sin saber muy bien donde se encontraban pero haciéndose los valientes y yo sientiendo que algo muy grande no físico ya no estaba. Era como si a mi casa se le hubiese ido el alma. Como mirar a los ojos de alguien autista que parecen estar llenos de infinito. No lo sé explicar pero era como si mi casa estuviese vacía si más, es más, hoy por hoy yo siento que mi casa está vacía, que no tiene espíritu, que está triste.
Me enfrentaba además a la vuelta a casa de mi gordi, mi niño, que quería a su abuela como a una segunda madre. No sabía como iba a hacer para que sintiera el menor dolor posible. La gente piensa que los niños no sufren por el mero hecho de ser pequeños, pero es falso. Mi hijo sufrió mucho, lo noté en su carita cuando le dijimos que la abuela se había ido al cielo y que nunca más iba a volver. Lloró y lloró y yo le abracé y lloré también y su padre lloró también, y nos hizo preguntas que no supimos contestar. ¿porqué la abuela se ha ido al cielo?, ¿cuando vuelve?, ¿cuando yo sea muy viejito también me voy a ir al cielo?, "cuando sea mayor voy a hacer una escalera muy larga y voy a ir a buscar a la abuela y lo voy a bajar del cielo"...podría seguir porque el siguió mucho tiempo haciendo preguntas. Cada estrella que brillaba era ella y cada vez que yo lloraba me preguntaba si estaba triste porque la abuela ya no estaba y era él el que me consolaba a mi diciendo "no llores mamá, me tienes a mí". Esta frase es tan cierta como que mi madre está en el cielo.
Mi hijo hoy todavía no puede hablar de la abuela con normalidad. Si oye algún comentario acerca de ella te dice que está en el cielo pero no puedes decirle cosas como "este cuento te lo contaba la abuela o esta canción te la cantaba la abuela".
Lo que más pena me dá es que cuando sea mayor no va a tener recuerdos de ella mas allá de la fotos y las historias que nosotros le contemos, no se va a acordar que para su abuela fué algo muy grande, que se desvivía por él, que se pasaba noches en vela porque no dejaba de llorar, que le consentía hasta el infinito...no se va a acordar de lo mucho que le quería.

Fue muy duro, pero pasó y continuamos con nuestra vida más o menos como hemos podido. En octubre más o menos inicié un tto. psicológico para adaptar mi vida a la realidad y también ya de paso orientar nuestra relación un poco. Nos ha venido muy bien, a las dos. Hemos aprendido, o mejor, estamos aprendiendo que las diferencias son positivas y modificando hábitos "malignos" adquiridos que no nos hacían ningún bien. Aprendemos a comunicarnos mejor y expresar las cosas tal cual las queremos decir y no dar por entendidas cosas que a lo mejor no hemos dicho. Creo que nos viene bien a todos alguna vez contar nuestras cosas a alguien y centrarnos en buscar lo que queremos. Yo quiero estar bien con L., seguir mi vida feliz, crecer como persona y ayudar a mi hijo a todo esto también y también a crecer como pareja y como familia los tres y dentro de "espero no mucho" los 4 ó 5.

1 comentario:

Unknown dijo...

Se nota lo importante que era en vuestras vidas y en la del peque..asi que no permitas que se le olvide...recuerdasela y normalizale a su abuela, no conviertas ciertas frases en tabú..al principio doleran, luego le serviran para recordarla.
un besote gordo.