miércoles, 25 de junio de 2008

Algo que nace

He de reconocer que a partir del momento en que decidí romper con todo fuí feliz.
Si lo debí hacer o no queda en el pasado, sé que mis actos a veces son incomprensibles (incluso para mi). Nunca he destacado por pensar demasiado las cosas...me reconozco una niña caprichosa en mi juventud e inicio de la "madurez". Afortunadamente para los demás eso ya no es así; creo que también es bueno para mí.

Empecé a saber que fuera del mundo que yo había creado había más gente. Y en el mundo exterior estaba ella. Era maravillosa. Me hacía olvidar TODO, absolutamente todo. Cuando estaba con ella en su isla el mundo se paraba para nosotras, hasta hacer que un fin de semana durara 7 días. Conocí su mundo y ella el mío y quise ser libre para cambiarlo pero no podía. Fue dificil reconocer que no era libre y dueña de mi misma; era dueña de mi y de una cosita pequeña que veía como su vida se dividía en dos y no era capaz de entenderlo.
Cada llegada era un nueva ilusión y cada vuelta era una agonía.

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