El principio de los principios II

En fin que después de un tiempo hablando por teléfono le dije que ya no podía estar más hablando y no poder verla, que creía sentir algo muy bonito por ella pero que teniamos que vernos y comprobar que era verdadero.

A todo esto, L. es canaria, de Lanzarote. Así que cogí mi tarjeta de crédito y la vacié comprando unos billetes de fin de semana (carísimos por cierto). Y ahí estaba yo, montada en un avión rumbo a las Islas sin que nadie (bueno mi mejor amiga E. sí que lo sabía) supiera donde estaba ni a donde iba. Pues ahí en el avión me dió por pensar "mira que si es una maníaca y se hace la corderita, o si es una asesina violadora jajaja" en fin que claro cuando vas a un sitio que no conoces y donde no conoces a nadie pues.......ya se sabe. Además que me fui yo tan valiente.
A todo esto decir que ya nos habíamos visto por fotos y por cam y decir que cuando la ví por primera vez me pareció preciosa, como un ángel.

Pues total que aterrizamos y me digo "bueno pues ya está seguro que es una persona normal, si tiene algo raro que no me guste pues en dos días estoy de vuelta en casa y listo". Pero no fue así, al llegar al aeropuerto lo primero que ví fue su cabeza rubia y se me hizo un nudo en la boca del estómago, lo juro! y cuando la vi no sabía ni que hacer. Había imaginado un millón de veces que cuando la viera le daría un enorme beso pero no pude, me pudo el pánico a no gustarle, asi que nos saludamos como dos buenas amigas y cogimos rumbo al aparcamiento. Pero de camino al coche sentí que su mano me cogía del brazo, me paré, la miré y de repente fue ella la que me besó. Me quedé en blanco, se que me calló la maleta de hombro al suelo y me temblaba hasta el colodrillo. En ese momento supe que mi vida había cambiado.